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lunes, 21 de febrero de 2011

LO INEVITABLE



Como Sol de Media Noche es la palabra de Dios para el hombre, luz en el camino, guía en su sendero; pero cuando las angustias del día a día enlodan nuestras vidas, estas angustias se convierten en nubes grises en el cielo, que opacan la luz que con tanto amor es dirigida a todos los seres humanos…
 

Pero al igual que en el mundo real y natural, las nubes grises son necesarias, pues estas traen consigo la lluvia, indispensable para el crecimiento de la vegetación, poner fin a las sequias y a los incontrolables incendios forestales, etc, etc. Dándole continuidad a esta idea podemos comparar tales nubes grises como los problemas con los que a diario nos enfrentamos, preocupaciones a las cuales vamos dando tanta importancia que se convierten en verdaderos problemas y angustias que terminan por opacar los regalos “más sencillos” que la vida nos da. Pero ¿son necesarios estos problemas? De lo que si no cabe la menor duda es que muchos de ellos son inevitables, y ¿entonces? ¿Dónde está Dios en todo esto? Pues al igual que las grises nubes son necesarias por la lluvia que éstas traen consigo, de igual manera lo inevitable, que a veces parece catástrofe, trae en su interior la semilla del bien, cada situación difícil de nuestra existencia, trae consigo el sello de nuestro triunfo, pero debemos  saber que incluso la batalla más pequeña puede ser perdida antes de comenzar a combatirla, todo depende de la actitud con que se tome… permítanme ilustrar la idea con una corta historia que quisiera compartir con ustedes;

<< Hace muchos años en tierras muy lejanas, vivía un joven muchacho con su anciano y sabio padre a las afueras de una gran aldea, gobernada por un Rey Justo y muy poderoso, cierto día el  joven decidió salir a cabalgar solo, al cabo de unas horas el anciano padre se preocupo por su hijo, pues este tardaba mucho tiempo en regresar, así que envió a uno de sus sirvientes a que fuera a buscarlo, el sirviente volvió con el joven muchacho en sus brazos pues éste había caído de su caballo y se había fracturado una pierna, “padre, padre que desgracia, he lastimado mi pierna, padre que desgracia” gritaba el joven muchacho, el sabio anciano atendió a su hijo y entablilló su pierna y se encargó de cuidarlo, el joven no dejaba de lamentarse por su mala suerte, así que el sabio anciano le dijo; “hijo mío no maldigas tu suerte, hay que darle tiempo al tiempo, muchas veces nos suceden cosas que no entendemos por qué nos pasan, pero no maldigas tu suerte ni condenes tu existencia por una situación pasajera, ni por un hecho inevitable”. Para esa época se había desatado una guerra al norte de aquella aldea y el poderoso Rey había enviado a reclutar a todos los jóvenes mayores de 20 años que pudieran pelear en aquella batalla, es así que un caballero del reino se presentó a la casa del sabio anciano y su hijo, solicitando ver al muchacho  para cumplir su cometido, viéndolo cómo se encontraba postrado en la cama con su pierna entablillada, decidió seguir adelante, el anciano se encontraba aliviado pues éste era su único hijo, y él no quería enviarlo a aquella batalla; “padre, padre que desgracia, padre mío no he podido servir a mi rey como es mi deber, que desgracia padre, que desgracia”. “Hijo mío” respondió su anciano padre “es una situación inevitable la que te a postrado en esta cama, pero estoy seguro que cuando puedas ponerte en pie el rey estará necesitando todavía de sus siervos para ayudarlo en su batalla, no maldigas tu suerte hijo mío, hay que darle tiempo al tiempo”

 


Para el siguiente día el sirviente llegó a la puerta de la alcoba del muchacho, que se encontraba con su anciano padre “mi señor el caballo de su hijo ha desaparecido de las caballerizas, no podemos encontrarlo” el joven recibió esta noticia con mucho desaliento “que desgracia padre mío, he perdido mi caballo, la mala suerte me acompaña” el sabio anciano envió a su sirviente a que siguiera buscando al caballo, “ya aparecerá hijo mío, ten paciencia todo sucede por una razón, hay que darle tiempo al tiempo”. Tres días después llegó a la casa del joven muchacho y de su padre anciano la noticia de que las tropas enviadas al norte a luchar por el reino, habían sido emboscadas y habían perecido todos los jóvenes que habían acudido a esta, el muchacho miró a su padre y se sintió aliviado, a pesar de sentir el dolor de la muerte de estos valientes él no quería morir y mucho menos dejar a su anciano padre solo, “es así hijo mío como una aparente calamidad ha salvado tu vida” le dijo su padre. “no todas las cosas que parecen malas son necesariamente malas”. Esa misma tarde después de comer, llegó el siervo del anciano y dirigiéndose al muchacho y a su padre les dijo “hemos encontrado el caballo de su hijo señor, se había ido a la pradera y regresó con una yegua” el joven aterrado miraba a su padre, y el sabio anciano le dijo; “ves hijo mío creíste haber perdido un caballo y al contrario has ganado otro y muy seguramente una cría saldrá de esta inesperada unión”, “no todo lo que nos parece malo es necesariamente malo” meditaba el joven muchacho para sí mismo… Según esta antigua historia el joven muchacho se convirtió en un valiente caballero que sirvió por muchos años a su Rey y venció en muchas batallas, todos decían que tenía un excelente caballo, y decían también, que a cada batalla que asistía, a pesar de muchos inconvenientes que solían presentarse en su camino, el caballero llevaba siempre una actitud positiva, la convicción de que iban a salir vencedores, pues luchaban por el bienestar y la prosperidad de su reino y conocía que todas las adversidades traen consigo su propia recompensa, para quien sabe esperar por ella…>>


1 comentario:

  1. Anónimo26/2/11

    Las cosas suceden por una sola razón. la causalidad y las buenas acciones (karma)me ha permitido encontrar al hombre que amo y descubrir que el destino esta descrito. Andres tus palabras son un foco de luz, para todos nosotros.
    Te Felicito

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